lunes, 26 de marzo de 2012

Las Políticas Europeas de Vecindad I: Bielorrusia


Si algo ha caracterizado desde siempre a la Unión Europea ha sido el esfuerzo que ha realizado desde su nacimiento por mantener siempre la mejor de las relaciones posible con sus vecinos. Fruto de estos esfuerzos han sido por una lado la Ampliación Europea, y por otro la Política Europea de Vecindad. Sin embargo, del mismo modo que la Ampliación no puede ni debe mantenerse hasta el infinito, las Políticas Europeas de Vecindad también han de restringirse en ciertos casos.

Aleksandr Lukashenko
Un ejemplo de lo que hablo es Bielorrusia, un estado europeo que comparte fronteras con Polonia, Lituania y Letonia, pero con quien la UE apenas mantiene relaciones diplomáticas. A esta situación se ha llegado según la versión oficial europea porque el régimen de Aleksandr Lukashenko, en el poder desde 1994, "dista mucho de ser democrático". Las relaciones se enfriaron inmediatamente, en 1995, cuando Bielorrusia se quedó fuera de las Políticas Europeas de Vecindad; y aunque la presidencia polaca de la UE tratara de reconducir la situación a través de la creación del Eastern Partnership en el año 2008, lo cierto es que apenas si ha cambiado algo.

No es el objetivo de este post el cuestionar si hay o no una dictadura en Bielorrusia (que la hay), sino el cuestionar si las razones de la UE para romper las relaciones diplomáticas con Bielorrusia son las que dicen ser. Porque si tanto le cuesta a la UE llevarse bien con un régimen antidemocrático y déspota como el de Lukashenko, ¿cómo se explica lo bien que se ha llevado hasta el estallido de las revueltas árabes de 2011 con las dictaduras norteafricanas de Ben Ali, Gadafi y Hosni Mubarak? Igualmente, ¿cómo se explica el Estatus Avanzado del que disfruta Marruecos?

Mi propuesta como Presidente de Europa no será la de cambiar el statu quo con Bielorrusia, sino el de poner fin a los eufemismos y llamar a cada cosa por su nombre. Con Bielorrusia no hay buenas relaciones porque se trata de un régimen comunista situado a las puertas de Europa y que además es prorruso (unas veces más que otras), y deliberadamente antiestadounidense . Para más inri, ni siquiera tiene ni petróleo, o la soberanía necesaria sobre las conducciones de gas que lo atraviesan para traer el gas ruso a Europa como para resultar un socio interesante. Por todo esto, la UE le ha dado la espalda a Bielorrusia. Que tenga una dictadura o no, es sólo la excusa.


Bonus track: El pueblo bielorruso no se merece el castigo que tiene con Lukashenko, y debería de ser una prioridad de la UE derrocar ese régimen y liberar las cárceles llenas de disidentes bielorrusos cuyo único delito es pensar. La cuestión es cómo hacer eso sin provocar un conflicto grave con Rusia. Y por supuesto, cómo hacerlo sin recurrir a una intervención militar.

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